Aunque todos en algún momento hemos leído la etiqueta «Hecho en Taiwán», no muchas personas saben que Taiwán en realidad no es un país miembro de las Naciones Unidas y, para la mayoría de los países del mundo, no es legalmente un país soberano e independiente. China considera a Taiwan como una «provincia rebelde», la cual debe ser reintegrada a su territorio.
La controversia data de la época de la Revolución Maoísta. En 1927 comenzó la sublevación de los comunistas chinos contra el gobierno de dicho país. La guerra civil fue ganada por los comunistas, que ocuparon progresivamente todo el territorio de la China continental. Sin embargo, en 1949 las autoridades y combatientes que quedaron del gobierno depuesto se trasladaron a la isla de Taiwán, donde establecieron un gobierno que acusó a los comunistas de usurpadores y se mantuvo reclamando la restitución del gobierno legítimo.
El conflicto tomó un carácter internacional cuando las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, reconocieron al gobierno de Taiwán y le ofrecieron asistencia económica y militar. Aunque en 1979 Estados Unidos pasó a reconocer formalmente al gobierno comunista de China continental como el verdadero gobierno chino, al mismo tiempo se comprometió a defender a Taiwán, y hasta el día de hoy sigue apoyando la autodeterminación de los taiwaneses.
Actualmente solo 17 países reconocen a Taiwán como la verdadera República de China. Hoy en día la mayor diferencia entre China y Taiwán es que esta última es una nación democrática y abiertamente capitalista. Después de tantas décadas de independencia fáctica, los taiwaneses no desean ser parte de China, y simplemente prefieren que las cosas sigan como están.
China, en tanto, sigue reclamando a Taiwán como parte de su territorio.