Entre 2010 y 2014 el presidente de Ucrania fue Víktor Yanukóvich, aliado del primer mandatario ruso, Vladimir Putin. Aunque en un principio lo promovió, Yanukóvich se negó a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea que era esperado por gran parte del pueblo ucraniano, lo que derivó en grandes protestas en el país.
Las protestas crecieron en cantidad y en exigencias, configurándose lo que acabó conociéndose como «Euromaidán». Los manifestantes demandaban volver a negociar la adhesión a la Unión Europea, pero la negativa del presidente derivó en mayores protestas que comenzaron a exigir un nuevo gobierno. Ante la creciente presión popular, el parlamento asumió el poder ejecutivo y Yanukóvich terminó escapando a Rusia. Desde 2014 pesa sobre él una orden de captura de las autoridades ucranianas por asesinato de manifestantes.
Las protestas se habían concentrado, sobre todo, en la zona central y occidental de Ucrania, pues las zonas orientales y sureñas son mayoritariamente pro-rusas. Tras el derrocamiento del gobierno de Yanukóvich, las zonas pro-rusas rechazaron a las nuevas autoridades, hasta el punto de plantearse una reintegración con Rusia.
En este contexto, el gobierno de la República Autónoma de Crimea, entonces parte integrante de Ucrania, anunció que celebrarían un referéndum el 16 de marzo de 2014 para decidir si el pueblo deseaba integrarse a Rusia. So pretexto de proteger al pueblo de etnia rusa que vivía en Ucrania y a los intereses rusos en la zona, el gobierno de Putin desplegó tropas en la Península de Crimea, lo que fue condenado por Estados Unidos y Europa como una contravención a la Carta de las Naciones Unidas. Esto, sin embargo, no desanimó a los rusos.
El referéndum se celebró y, como era de esperarse, la abrumadora mayoría de los votos aceptaron la incorporación a Rusia. El plebiscito fue condenado por todos los integrantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, excepto China, que se abstuvo, y Rusia, que obviamente ejerció su poder de veto para que no se aprobara ninguna resolución al respecto.
A la fecha, la amplia mayoría de los miembros de la comunidad internacional desconoce la legalidad de la anexión de Crima a Rusia. Las regiones orientales de Ucrania siguen bajo un estado de tensión, pues se han registrado enfrentamientos entre fuerzas ucranianas y pro-rusas.